La Imagen Vaciada:
La muestra se compone por obras pertenecientes a la colección I-T(f) aludiendo a la producción de una imagen tiempo a través de los fondos definibles, siendo este objetivo el eje de cada uno de los cuadros presentados. Cada pieza surge del estudio de metodologías y planteamientos conceptuales que permiten el desarrollo de una imagen vaciada a fin de generar un diálogo entre espectador y el paisaje social en el que se inserta.
En las siguientes líneas se sintetizan y exponen aquellos elementos que se han tenido en cuenta en la producción de las obras y su interrelación, a fin de mostrar brevemente los aspectos esenciales que participan de la producción de La Imagen Vaciada. La imagen actúa como una pantalla accesible en la que prima la realidad actual, siendo el espectador quién actualice su significado.
Cada obra aglutina los elementos compositivos y representativos que dirigen al espectador hacia el fuera de campo, lugar donde se dará el encuentro entre el individuo y el paisaje social en el que éste se integra.
Los elementos compositivos de la Imagen Vaciada deberán dirigir al contemplador desde el interior de la obra hacia sus márgenes, llegando más allá del marco de la obra, proponiendo un conocimiento que se encuentra en el fuera de campo y que será tarea del espectador resolver. Se crea una imagen óptica pura, donde el fuera de campo no se establece desde el montaje, sino desde la integración del paisaje social en el que participan obra y espectador.
Las imágenes se generan conjugando diferentes procedimientos pictóricos a fin de revelar una estratigrafía cercana a los fondos definibles que actúen como lugar de producción de conocimiento.
Los metales que se incluyen en las composiciones actúan como elementos direccionales y establecen los caminos visuales que componen las imágenes, permitiendo establecer recorridos de lectura dentro de la imagen para el contemplador. Estos recorridos junto con los escasos símbolos de significación abierta que componen cada imagen serán los recursos de los que dispondrá el espectador a fin de permitir la producción de un conocimiento actualizado y actualizable en base a sus secuencias de imágenes previas.
Desde una economía visual, las piezas buscan responder a este objetivo, estableciendo un vínculo con el fuera de campo desde los segmentos quinto y sexto de la representación descritos por Nöel Burch, haciendo especial énfasis en el fuera de campo objetivo, a través de la integración directa del espacio externo a la imagen propuesta desde el reflejo de los metales, y el fuera de campo externo omnisciente, desarrollado desde la muestra de la estructura empleada en su desarrollo, mostrando la realidad formal que permite la construcción de la imagen y que busca generar una direccionalidad de carácter centrífuga.
Cada obra permitirá establecer una reorganización de las secuencias de imágenes que componen el Atlas Mnemosyne personal del espectador, fundamentado en su experiencia previa acorde al Paisaje Social en el que se inserta, proponiendo así una imagen actualizada y actualizable en función de la suma de contextos que envuelven a espectador y obra.
Para alcanzar este espacio se propone una imagen escribible en los términos de Roland Barthes, fundamentada en una significación abierta que permita la proyección de secuencias por parte de un espectador emancipado, desde una imagen actualizada y actualizable, basada en la secuencia áurea que cuente con espacios de entrada y salida hacia el fuera de campo actuando como representamen y a la vez parte del objeto del signo propuesto.
El estudio realizado de las diferentes cuestiones metodológicas en combinación con el estudio de materiales y de procedimientos técnicos relativos al lenguaje pictórico ha permitido la producción de las imágenes incluidas en esta muestra y de las que se incluyen reproducciones en las siguientes páginas.
El espectador es el eje central en la producción de la obra artística, puesto que la activación y mutabilidad de la imagen dependerá de la reorganización de las secuencias de imágenes de carácter actualizable del contemplador. La imagen deja de ser estática y pasa a ser mutable en base a las circunstancias y el tiempo de quien accede a ella.